sábado, 1 de noviembre de 2008

Carta pa ti, sí, para ti parte III

Hola, no sé qué hago escribiéndote, después de todo lo que pasó cuando viniste, no debería ni siquiera acordarme de ti; pero escribirte se ha convertido en una adicción para mi, a pesar de que no me respondas, y digas que en verdad si lo haces pero que no te atreves a mandarlas.

Ya pasaron 3 meses desde que te fuiste (de nuevo), y mi vida ha dado muchos vuelcos en este corto tiempo; debo aceptar con cierto temor que me estoy convirtiendo en ti, quise ver la vida desde tu perspectiva, tal vez así terminara por entenderte, aunque tú siempre dices que soy la única que te entiendo, pero viviendo como tú siempre has vivido, me di cuenta de muchas cosas, y ese es el principal motivo por el que retomé las cartas.

Creo que lo tienes y siempre tuviste es miedo, miedo de salir herido, es por eso que te escudas en esa apariencia de “chico malo” que te gusta manipular y jugar con los sentimientos de los demás, no sé porque ese miedo, no me imagino quien te pudo herir, nunca me lo contaste.

Tu modo de vida es un poco neutro, divertido, sí, pero neutro y sin esencia, sin azoteas, sin estrellas y sin Pink Floyd, puedes tener toda la diversión del mundo que quieras pero nunca superará a “nuestras azoteas”, lo he podido comprobar por mi misma. Seguí los consejos de Diana en sus días de batalla y puedo decir que también llegué a comprender a Diana, entiendo porque los dos tenían tanto apego a su modo de vida; nunca perdían nada y al parecer salían ganando y lo más importante salían limpios, sin heridas y revitalizados, los aplaudo y no los juzgo, pero lo que no me entra en la cabeza es cómo pudieron estar tanto tiempo así, ¿no sentían que les faltaba algo?, yo en tres meses me divertí, es cierto, pero no “sentía” nada, no me llenaba, necesita más…

Cuando Diana solía “vivir la vida al máximo” , solía decir que ella no había nacido para sentir algo más, que ella estaba aquí para divertirse, hasta que…bueno ya sabes la historia y ahora puedes ver a una Diana igual de divertida pero a parte una Diana mucho más interesante. Creo que logró un equilibrio que muy pocos logran en la vida.

Tú me dijiste una vez que conmigo “todo era diferente” y que te había enseñado mucho, puedo decir lo mismo, ahora que estuve en tus zapatos por tres meses, puede decir inclusive que te extraño y que tal vez algún día te perdone.

Bueno me despido deseándote, ya sabes, lo de siempre.

Minerva

1 comentario:

zeta dijo...

Linda carta. Estaba leyendo que esta es la edad de la búsqueda, busqueda de nosotros mismos. La gente que nunca se atreve a explorar no se encuentra, a esta edad eso es básico. Finalmente tú empezaste a dar vueltas por la vida, felicidades, si sigues así tal vez llegues a ser de la clase de personas a las que te refieres en una oración del escrito. Suerte.