lunes, 10 de mayo de 2010

Asperger

Siempre me pregunté porque todo para Luis era tan simple, las cosas son como son y punto, él tan parametrado, cuadriculado y con sus conocimiento científicos , y yo una artista plástica donde lo subjetivo y la fantasía dominaba mi vida, ahora que ya pasó un buen tiempo desde que nos divorciamos trato de recordar que fue lo que hizo que yo me fijara en él, siendo tan diferentes.

Hago un viaje mental al pasado, al momento en el que nos conocimos, nos presentó su hermana, ella estudiaba conmigo un curso de Filosofía en la Universidad, mientras él estudiaba Física Pura, al principio me pareció bastante aburrido, no conversaba mucho, menos sonreía y nos miraba con cara de asco cada vez que hacíamos bromas, su hermana se disculpaba diciendo que él era algo antisocial.

Por eso me sorprendió mucho que una semana después me invitara a salir, fue tan protocolar, me llamó y me dijo “Srta. Ledesma, llamo para invitarla a tomar un café a las cinco de la tarde en el Café que se encuentra ubicado en la esquina del espacio en el que usted habita” , pero lo que más me sorprendió fue la frase que soltó después : “Usted me parece agradable y espero entablar una relación sentimental a largo plazo claro está, si usted me lo permite”, yo lo tomé como broma pero al ver que no se reía comencé a dudar.

En realidad después de todo lo que me dijo, tenía mucho miedo de asistir a la cita , pero una curiosidad inmensa hacia ese hombre, hizo que me tragara mis miedos y fui a su encuentro.

Al principio no hablamos mucho, en realidad no sabía que decir y creo que él tampoco, hasta que nos enfrascamos en una interesante discusión acerca de Rembrandt, él decía que no lo entendía y yo tratando de hacerle entender, pero me di cuenta que era en vano, cada uno tiene su propia interpretación de las cosas, la de él solo era diferente, o simplemente no tenía una.

Poco a poco ese chico tan raro y diferente a mí me fue interesando más y más, seguimos saliendo, y comenzamos una relación.

La relación a pesar de las peleas, que yo pensaba eran típicas de cualquier relación, fue avanzando , hasta que él me propuso matrimonio sólo como él podía proponérmelo : “Alicia, quiero casarme contigo, mi hermana dijo que te diera esto”, y me puso el anillo de compromiso en la mano, yo sólo sonreí y le di un gran beso, en realidad me pareció muy tierno, demasiado tierno viniendo de él.

El matrimonio iba bien, a pesar de que parecía que hablábamos idiomas diferentes, peleábamos mucho, sí, aunque el decía que era yo la que peleaba solita, en parte tenía razón, el nunca entendía cuando yo hablaba en lenguaje figurado, no entendía porque tenía que hacerlo, no entendía que mi vida gira en torno a muchas subjetividades.

Él nunca quiso tener hijos, según sus cálculos algorítmicos, no estábamos preparados, cuando yo le decía que no importaban los cálculos, que lo importante era que le íbamos a dar amor, me contestaba diciendo “¿Cómo se lo vas a dar, se lo vas a envolver?”, quería pensar que era broma pero él muy pocas veces sonreía y la mayoría de veces por cosas que yo no entendía.

Hasta que no pudimos más, yo no pude más principalmente, para él las cosas estaban bien, pero yo ya no aguantaba, necesitaba de alguien que me comprendiera, que hablara mi idioma, y ese alguien llegó.

Leonardo, un alumno de mi clase de Historia del Arte, sí, era 11 años menor que yo, pero que inteligente y perspicaz que era este muchacho, y no sólo eso, sino que muy sensible y entendía siempre lo que yo le quería decir.

Yo me sentía terriblemente mal por engañar a Luis, quería decírselo, le mandaba indirectas, haciéndole saber que las cosas andaban mal, otras personas también se las mandaban, pero el no entendía.

Hasta que nos encontró a mí y a Leonardo, no sabía que estaba pasando por su cabeza cuando nos vio, no mostraba ninguna emoción, sólo me dijo “No entiendo” y por primera vez logré ver algo diferente en su mirada , en todos los años que lo conocí siempre tuvo la misma mirada, pero ese día fue otra la que me lanzó, fue una mirada de tristeza.

Me sentía tan mal, le lloré, le supliqué, le pide perdón, pero ya era inevitable, ahí verdaderamente se dio cuenta de que las cosas iban mal.

Nos divorciamos pacíficamente después de todo, después de muchos años, pudimos recobrar digamos una especie de amistad, digo una especie, porque no se puede olvidar del todo una cosa que nos ha hecho daño a los dos.

A veces lo extraño, necesito a alguien que me baje de mi nube cuando empiezo a volar muy alto y sé que él también necesita de mí para volar un ratito.

El otro día tomando un café por la tarde, le pregunté que le hizo fijarse en mí a pesar de que éramos tan diferentes y me contestó “Precisamente eso, eras un Universo tan diferente que me tentaba explorarlo, de pequeño siempre me prohibieron acercarme a cosas desconocidas, era mi sentido de la aventura el que primaba contigo, era yo regresando a ser un niño, y eso me agrada ¿ a ti no?”