jueves, 21 de mayo de 2009

¿Usted es soltero?


Capítulo I - Agenda


El despertador sonó - ¡Mierda!, es la primera palabra que se me vino a la cabeza, hacía tanto frío que daban ganas de quedarse arropada entre las sábanas, además me esperaba un día realmente ajetreado .

Me levanté, me puse mi bata de felpa regalada por mi preocupada madre, que a cada momento me repetía “Letizia , ponte algo más abrigado, te vas a enfermar, con lo plagosa que eres, te vaya a agarrar una neumonía”; bueno tenía razón, no había enfermedad que a Letizia Sagástegui no le hubiera dado, pero bueno era muy temprano para pensar en enfermedades, madres y ropa abrigada; tenía que apresurarme.

Mientras me bañaba repasaba la agenda para el día de hoy:

8: 00 a.m: Desayuno con Franco Miller, eso significaba tener que aguantar dos horas de sus interminables historias acerca de sus viajes por todo el mundo y cuando conoció al Papa, al Presidente, a tal estrella de Hollywood y demás, pero tenía que, tenía que tragarme todas esas historias y sonreír servicialmente, todo con tal de que firme un millonario contrato con la Revista; la verdad no sé porque me mandaban para estas cosas a mi, nunca fui buena negociando, ¡Era periodista Dios!, escribía precisamente porque era la mejor manera de comunicarme con la gente, no me manden a ser diplomática con gente que en verdad detesto, pero en fin como me decía Alonso, el Director de la Revista, “Business are Business, Leti”.


10:30 a.m : Reunión con Alonso para informarle que Franco había aceptado, porque más me valía que el hubiera aceptado, de lo contrario Alonso no me recibiría en su oficina. Alonso era uno de esos tipos que pensaba que todo era potencialmente dinero, un empresario innato, a pesar de que el también era Periodista, y normalmente nosotros los periodistas tenemos una formación mas humanística, pero Alonso era todo un hombre de negocios, aunque yo no solía ver con muy buenos ojos a gente así, Alonso y yo nos llevábamos bien, hacíamos un muy buen equipo.


11:30: Trabajar en mi artículo acerca de los movimientos universitarios actuales, había sido un trabajo muy interesante en verdad, me llevó a infiltrarme en las universidades y hacerme amiga de algunos dirigentes estudiantiles, fue muy divertido, sentí que retrocedía algunos años a mi época de universitaria que debo decir que fueron “años maravillosos”, aunque cuando estaba en la Universidad nunca me metí en política ni nada de esas cosas, a pesar de tener muchos amigos metidos en ese mundo, era más que nada un agente observador, analítico, me gustaba asistir a las marchas, pero quedarme a un lado observando a la gente, entrevistando a los dos bandas, en fin, creo que es mi innata vocación de periodista.

1:30: Si es que no me quedaba pegada escribiendo y editando, a esta hora sería ideal salir a almorzar, ya muchas veces había pasado que me olvidaba de almorzar, si, simplemente me olvidaba, estaba tan concentrada en lo que hacía que perdía la noción del tiempo, cuando me daba cuenta ya eran las 5 de la tarde y todos ya estaban dejando sus escritorios.

3:00 p.m: Revisar como van los editores con el artículo de Johana; Johana estaba de vacaciones por lo cual me había encargado que por favor estuviera al tanto de los avances en su artículo, en verdad quería que lo publicaran, pobre Joha, no sé que tenía Alonso en contra de ella, pero pocas veces sus artículos salían publicados, y no era que escribiera mal o que fueran poco interesantes, simplemente Alonso se negaba a publicarlos, cosas entre ellos, mejor ni me meto.


6:00 p.m: Cita con el psicoterapeuta, es raro , ya no me parecía un suplicio como antes, ya se había convertido en parte de mi vida, de chica había asistido a varios psicólogos, por pequeños problemas en realidad no muy graves, y mis experiencias no eran buenas, pero éste psicólogo al menos me caía bien, se llama José Luis, aunque el insiste en que lo llame Pepe, era joven, no pasaría de los 40 años, a pesar de la confianza que el me inspiraba igual me sentía incómoda contándole mi vida a un extraño. Empecé a ir a terapia hace dos años mas o menos, cuando tuve una especie de surmenage, exceso de trabajo, demasiado estrés, hicieron que un día me desmayara en plena entrega de un premio a la revista, fue la vergüenza de mi vida, gracias a Dios no me acuerdo de mucho; mi madre pensó lo peor; como siempre; pensó que yo tenía un tumor en la cabeza y pronto iba a morir; pero no, que tumor ni que nada, había llegado a mi tope, eran demasiadas cosas para mi, tenía que tomarme un año sabático e ir a terapia , esa fue la recomendación del doctor, ¡Un año sabático, imposible!, en mi vida ni siquiera me había tomado un mes sabático y ya querían que me tomara un año, pero todos confabularon en mi contra y decidieron que tenía que dármelo, así que hicimos un trato, no sería un año, sino medio año, y bueno aceptaron, debo admitir que ese medio año me ayudó bastante, viajé como mochilera , que había sido mi sueño desde adolescente, y claro empecé la terapia con Pepe, al principio en verdad lo necesitaba, pero ahora creo que iba más para desfogarme con alguien a quien le pagaba para que me escuche. Y empezaba a ser algo reconfortante.

9:00 p.m: Cenar con mi querida madre y hermana, teníamos que planificar el baby shower de mi otra hermana, ahí llegaba la interminable pregunta ¿ Y tú cuando Leti?, “Mamá apenas tengo 30 años, aún no está en mis planes”, “Pero, hijita 30 años, no se te vaya a pasar el tren”, en esos momentos me quedaba callada y me hacía la que escuchaba. “Ay mamá, si fuera tan fácil”…


















“Maldito semáforo”, me pregunto si en todas las avenidas el tiempo de cambiar de rojo a verde es el mismo, pues a mi me parece que en esta se demoran más, harán que llegue tarde a mi terapia, bueno esta bien, tal vez me haya demorado más de lo debido reescribiendo mi artículo, debí haberme programado mejor, sabiendo lo viciosa que me vuelvo cuando comienzo a escribir.

6:15 p.m Por la puta madre, llegaré tarde, espero que Pepe no se enoje, suele ser muy tajante con esto de la puntualidad, algo visto como de otro mundo aquí en nuestro querido país.


-Hola Pepe, lo siento, en verdad, me tuve que quedar terminando mi artículo, perdí la –
noción del tiempo, tú sabes como soy, además el maldito semáforo.

Pepe soltó una carcajada, gracias a Dios no se había enojado, la vez pasada que llegué tarde, a las justas me saludó.

-No te preocupes, Letizia, tienes suerte que el paciente anterior no haya acudido a su cita, bueno, bueno, siéntate, cuéntame que tal estuvo tu semana.
- Bueno, ya sabe, trabajo, trabajo, y más trabajo, pero no lo tome a mal, no me estoy quejando, amo mi trabajo, no se que haría sino trabajara en este medio.
-Eso es bueno Letizia, lamentablemente es muy poca la gente que disfruta de lo que hace. Y dime, ¿saliste a correr esta semana, como te lo recomendé?
-Mmmm, bueno, salí los 2 primeros días, pero después, usted, sabe, con el frío tan rico no da ganas de levantarse más temprano de lo habitual.
-Ay Letizia, te dije que salir a correr te relajaría, bueno si no quieres correr entonces practica otro deporte, o ve al gimnasio en la noche cuando termines de trabajar.
-Está hablando con la persona menos deportiva de este mundo, es más me asombra como es que estoy tan flaca, pero bueno lo intentaré.
-Lo harás.
-Esta bien, esta bien, lo haré
-Bueno Letizia, algo que me quieras contar en especial, algo que te haya hecho pensar esta semana.
-En realidad nada muy importante,… ¡ah no!, espere, el sábado se caso mi mejor amiga, Carolina, creo que si le hable de ella.
-Claro, claro.
-Conozco a Caro desde que tengo 12 años mas o menos, cuando entramos a la secundaria, le juro que pensé que sería la última en casarse o es más que nunca se casaría.
-¿Por qué dice eso?
-Bueno, como le explico, de jóvenes, perdón de más jóvenes, porque aún soy joven – Pepe soltó una carcajada ante mi ocurrente frase- Caro era una chica muy, como decirlo, loca, libre, rebelde, anarquista, siempre daba la contra a todos, bueno en si, las dos éramos así, creo que aún lo somos, pero usted sabe, la efervescencia de la juventud, hace que todo sea más intenso. Y precisamente por ir en contra de la corriente, Caro y yo decíamos que nunca nos íbamos a casar ni tener hijos, con el paso del tiempo yo cambié de opinión y empecé a pensar en que nunca había que descartar opciones, pero Caro siempre seguía firme con su posición, hasta que miré usted, se enamoró, y se casó con toda la parafernalia rosa del evento o mejor dicho blanca, hasta se casó de blanco la muy perra, cosas de la vida.
- Pero ¿estás contenta por ella o no?
- Si, si ella es feliz, yo también, solo que es raro, usted sabe, me acordé de cuando teníamos 20 años y creíamos que todas estas cosas eran simples cursilerías.
-¿Y qué piensas ahora? ¿Siguen siendo cursilería para ti?
- Ya no creo que sean cursilerías, creo que en verdad debe ser importante para las personas que lo hacen, para mi tal vez no signifique mucho.
- Pero nunca hay que descartar opciones ¿verdad?.
- Claro, nunca hay que decir nunca, tal vez en algún momento de mi vida conozca a alguien que me haga sentir la necesidad de pasar el resto de mi vida con el.
-¿Y se casen y sean felices para siempre?
-Yo creo que uno se casa desde el momento que asume un compromiso con la otra persona, no necesariamente tienes que firmar un papel, eso es más un show que otra cosa, y bueno necesario si es que vas a pasar mucho tiempo con esa personas y van a compartir muchas cosas y bienes en común, ya sabe, después terminan divorciándose y viene el lío de la separación de bienes.
- Por lo que veo no tienes mucha fe en el matrimonio.
-No es eso, ya le dije, sé que hay algunos casos que puede durar para siempre, también se que hay matrimonios felices, y también se que la gente se puede enamorar.
-¿Tú nunca lo has estado?
-¿Estado qué?
-¿Enamorada?
- No lo sé, he estado pensando en eso a raíz del matri de Caro, el cura que los casó, fue mi primer enamorado, y mi mejor amigo , los tres éramos inseparables en el colegio, paradójico eh, se volvió cura, el que soñaba con la mujer perfecta y tener una linda familia se volvió cura y terminó casando a la que pensaba ser libre toda su vida y no compartirla con ningún hombre.
- El mundo da vueltas, ¿entonces el fue tu primer amor?.
-Yo no mencione amor, fue mi primer “enamorado” si es que queremos ponerle una etiqueta, pero nunca llegué a enamorarme de él.
- ¿Ni de nadie?
- Si, bueno, creo que de nadie.

La cena con mi mamá estuvo cargada de tensión como siempre, los mismo reclamos de siempre, las mismas preguntas de siempre, “Leti, la vez pasada que fui a tu departamento, estaba todo tirado por los pisos, ya habrás arreglado todo ¿no?”, “Si, mamá”. La verdad era que no, debo admitirlo, soy una persona extremadamente desordenada, todo lo contrario al resto de mi familia, cualquiera que entra a la casa de mi madre, debe pensar que se pasa limpiando y arreglando todo el día, cosa que no está muy distante de la realidad.

Pero en fin, es mi familia, es mi madre, y aunque siempre me reclame que cuando me casaré, que debo ser más femenina: “Hijita, ahora las mujeres son tan poco femeninas, por eso hay tanto gay”, solía decirme, igual con todo eso la quiero mucho y disfruto las cenas con ella, terminan con varias copas de vino y contándome de su adolescencia y cuando conoció a mi padre. Mi padre, mi querido padre, mis padres se separaron cuando yo tenía 17 años, no fue tan traumático, ya lo veía venir, la menor era yo así que no había por que luchar por la custodia ya que faltaba poco para que cumpliera 18, y en si, fue un divorcio amistoso, mis padres se llevan bien hasta ahora, aunque claro siempre hay esas pequeñas y no tan pequeñas peleas, es que es imposible no discutir con mi madre, es tan rico enfrascarnos en esos debates con esa pequeña señora de 55 años.

Después de la cena me dirigí a mi casa, manejar me parecía tan terapéutico, y en el camino a casa, me puse a pensar en la cita de hoy con mi terapeuta, me dijo que para la próxima cita vaya recordando acerca de todas mis relaciones, que nos íbamos enfrascar en un viaje e íbamos a descubrir el meollo del asunto. Con el meollo del asunto se refería a mi incapacidad de enamorarme, asi lo habíamos denominado; debo admitir que era un tema que últimamente rondaba en mi cabeza, mis mas cercanas amistades se estaban casando, se habían enamorado, y si no lo estaban ahora , todas hablaban de las veces en que se habían enamorado, yo nunca tenía algo que contar al respecto; he tenido muchas parejas, pero con ninguna de ellas sentí “maripositas en el estómago”, ni sentía “que el tiempo no pasaba” y cosas por el estilo de las que las personas siempre hablan, nunca me había preocupado tanto, pero ¿en verdad era un problema?



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