viernes, 17 de abril de 2009

Carta pa ti, sí, para ti - parte IV

Si, es cierto, todos los rumores que escuchaste son ciertos, “every single one” como diría Luciana, ¿te hablé de Luciana?, creo que no, bueno te hablaré de ella mas adelante.

Es verdad, no te saludé, entonces comenzaré con un Hola ¿cómo te va?, o tal vez no debería preguntarte nada porque nunca me responderás, la única carta que recibí de ti, si es que a eso se le puede llamar carta, tenía escrita una sola frase: “¿Es verdad?”

Bueno ya te contesté, que si, es verdad, se llama Rodrigo, es músico (para variar) toca batería básicamente, pero en realidad toca de todo, como tú (imagínate eso con tono sarcástico por favor, sé que lo harás, igualmente); es amigo de Luciana, la que te mencioné al principio, ella también va para Literatura, mientras que él estudia Artes.

Lo conocí en una “sesión de humo” en la casa de Luciana, bueno antes de describirte a Rodrigo , mejor te cuento quién es Luciana, si la vieras te aseguro que hubieras querido levantártela.

Luciana…. Lula para los amigos, Lula es una niña bien, de padres muy adinerados, aparentemente parece ser una chica común y corriente, muy linda, alta, parece una modelo, a parte esta obsesionada con la moda, parecería una de esas chicas superficiales a las que estabas acostumbrado antes, pero no, es muy inteligente, tiene escritos ya como 3 novelas y una infinidad de poemas, a parte es muy buena persona, y muy comprometida con el cuidado de la naturaleza, pareciera una hippie moderna. Rodrigo es su mejor amigo, se conocen desde muy pequeños, sus padres son amigos y además estudiaron juntos en el colegio.

Continuando con mi narración, como te decía, conocí Rodrigo en casa de Luciana, como suele suceder cada vez que fumo, me entraron unas ganas locas de subir a la azotea, así que lo hice, sola; estuve ahí tan abstraída por la música mientras escuchaba “The Dark Side of the moon” y para hacer mas especial el momento, con una luna llena hermosa, cuando sentí que alguien me miraba, me volteé asustada, y ahí en un rincón de la azotea, estaba Rodrigo, dijo que había estado ahí desde hace un buen rato, y que estaba observándome, nos pusimos a conversar, resulta que a los dos nos gustaba Pink Floyd, que él también estaba obsesionado con Syd Barret, y que se sentía tan loco como él (se que esa parte te causará mucha risa), así nos pasamos hablando toda esa noche, pareciera que el tiempo no pasaba, y se nos dio el amanecer ahí, en esa azotea, cuando bajamos Luciana ya estaba durmiendo, y todos ya se habían ido, quedamos en encontrarnos en el bar más tarde (si, el bar sigue siendo el punto de encuentro).

Y así comenzó todo, empezamos a “salir” si es que se puede decir, nunca lo vimos como salidas, simplemente nos parecía muy divertida y reconfortante la companía del otro.

Y básicamente, esa es la historia, no se como llamar a lo que Rodrigo y yo tenemos, y tampoco quiero ponerle un nombre, sabes que odio las etiquetas, pero lo que te puedo asegurar es que no la paso tan bien con nadie desde hace mucho tiempo.

Espero que te alegres por mi ( eso no tenía nada de irónico) y que me dejes saber algo de ti.

Me despido deseándote una noche llena de café , libros, pucho y mucho Rock´n roll….. y porque no algo de alcohol también.

P.D: Saludos de Diana y … solo de Diana.

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