lunes, 13 de septiembre de 2010

3016

Pensar en dialogar profundamente con un grillo, sentarme a hablar de lo que es y de lo que debe ser; sufrir y reprocharme por sus alaridos, pero aceptar que tiene razón en algo: El hombre sobrevive sólo por su egoísmo.

Me callo avergonzada ante su canción anarquista; quisiera cantar con él toda la noche en armonía con el sonido del universo…

No tengo como defenderme, no quiero defendernos, mirar hacia atrás ya no tiene sentido si por años vivimos con la cabeza muy por encima del cuerpo.

No voy a justificarme, de todos modos es suficiente con bajar la mirada y dejar que me cantes toda la noche; que en mis sueños te siga escuchando y cuando ya todo haya terminado, seguiré escuchando tu eco… ¡Para qué nos duela! ¡Para qué lo sienta! Al final, los buenos siempre ganan, ahora todo lo que nos rodea, que no es mucho, pero es algo, todo esto, es de ustedes. Ahora nosotros somos los insectos, pero no podemos cantar, la voz se nos apagó por hablar cosas innecesarias.

Déjame sentarme y observar, puedes seguir cantándome al oído, no me molesta…me acompaña.

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